Ya hace algún tiempo se inició el caso de Alejandro Ordaz, un estudiante guanajuatense que estaba becado por la CONACyT para hacer un posgrado en Madrid, España, que fue acusado de intento de homicidio en contra de dos policías, vestidos de civil; el detalle es que aparentemente los policías no se identificaron plenamente, y el muchacho, alcoholizado, se defendió alegando que los policías trataban de matarlo o de robarlo.
Ordaz fue juzgado a pasar un tiempo en prisión allá en España, pero obtuvo el beneficio de la libertad condicional, y asimismo la Embajada de México allá y el Gobierno de Guanajuato ha estado apoyando al muchacho después de que, obviamente, perdiera la beca y fuera expulsado de la Universidad donde tomaba el posgrado; le consiguieron trabajo y le pagaban la renta de una vivienda.
Sin embargo, un buen día, ya no fue a firmar como parte de su libertad condicional, y ahora resulta que se le considera prófugo y hasta la Interpol lo está buscando. Sea por la razón que sea, definitivamente no ha sido la mejor decisión de este joven, y naturalmente ya hubo reacciones, algunas de evidente decepción al respecto.
Nadie, ni su abogado defensor, sabe dónde está, pudiera ser que ilegalmente haya salido del país y regresado a México, pero no hay evidencia aún. El punto es que si lo agarran... pues ni cómo ayudarle, la verdad.
Digo... ni modo que la justicia en España fuera tan deficiente como en México, ¿o sí?
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