lunes, 29 de junio de 2020

De vuelta a la acción

Es la 1:15 am y aquí estoy escribiendo tras no poder dormir.
No sé qué pasó. Cené normal, me tomé todo mi medicamento, traté de dormirme temprano... todo para poder despertar temprano y alistarme para regresar a trabajar a la oficina. 
Creo que tengo miedo de exponerme a salir cuando aún las cosas con la pandemia están complicadas. Pero todo el día de hoy estuve normal. Así que no entiendo qué pasa conmigo.
Tengo una sensación terrible de que algo me va a pasar. Por más que intento relajarme, siento que el corazón me late muy rápido o algo así. 
No es justo. Ojalá pudiera entender qué me está pasando y resolverlo, porque no me está permitiendo ser una persona socialmente funcional.

martes, 16 de junio de 2020

Agua de avena

Hoy, después de la sesión virtual del grupo de oración, nos pusimos a platicar mi roomie y yo.
Debo admitir que creo que no habíamos platicado antes a tal grado. Platicamos de cosas familiares, ansiedad, y demás.
El asunto con el perro sigue siendo incierto, pero me he adaptado a convivir con él... aunque aún no sé cómo serán las cosas cuando se tenga que quedar solo en casa. 
Al menos por hoy, me siento tranquilo. 

lunes, 8 de junio de 2020

Eugene

Estoy en una encrucijada... nueva, como si no tuviera más por resolver.
Después de casi dos meses, mi roomie, quien desafortunadamente perdió a su madre, regresó hoy al departamento sin avisar. 
Por un lado me sentí triste porque a lo mejor ya no podría hacer lo que hasta hoy hacía como escuchar mis programas de radio o ver MasterChef Celebrity Chile en la TV de la sala, pero por otro me sentí aliviado porque ya no iba a estar solo y tendría con quién platicar. 
... nomás que no llegó solo. Por un lado llegó con un primo quien le ayudó a traer sus cosas, y asumo que solo se quedará por hoy... pero también llegó con su perro, que vivía con su mamá.
Me voy a poner un poco egoísta: no estoy feliz al respecto. De por sí estamos medio apretados como para además tener que asignar espacio para un perro de tamaño mediano a grande (creo que es French poodle), más los problemas que implica tenerlo.
Sobra decir que no tengo mucha experiencia con perros, salvo un par de la dueña de la vecindad donde vivía en Michoacán. De niño les tenía miedo a los perros en general y más de una vez me persiguieron.
Ya no les tengo tanto miedo ahora. Pero de eso a convivir con uno en el mismo espacio, creo que es diferente.
Evidentemente, prefiero escribir aquí mi preocupación y frustración porque no estoy en posición de exigirle que se deshaga de él. No es justo para él, que ha pagado su mitad de la renta aún sin haber estado aquí estos dos meses, ni es justo para el perro, que ni culpa tiene de nada.
Pero estoy contrariado y no sé qué hacer. Tengo que seguir trabajando normalmente desde casa, porque seguimos en contingencia. Tener que andar al pendiente de que no se meta el perro a mi cuarto, de que no haga sus necesidades adentro, de andarlo esquivando a la hora de comer (no es lo mismo sacar a las gatas de mi mamá al patio de su casa que sacar a un perro)... no sé. Ni idea tengo de qué va a pasar y ya estoy elaborando todos los posibles escenarios cual Dr. Strange. 
¿Lo peor? Que me siento fatal por sentirme así. No es correcto. Y no puedo hacer nada al respecto por ahora salvo aguantarme.