jueves, 16 de octubre de 2008

DF Amarillo

Más de una vez me sube el apellido y me da por "debatir" sobre cualquier tema en foros de periódicos, por ejemplo El Universal y Milenio. A veces solo por hacer algo de tiempo me entretengo leyendo opiniones, otras veces opino sobre el tema o algún comentario en particular... aunque, claro, nunca falta que se se siente atacado y/u ofendido y de esa manera te responde.

Hace rato estaba leyendo como tema que en el PRD (Partido de la Revolución Democrática, de izquierda), quien ha gobernado la Ciudad de México por varios años, anunciaron que irían "con todo" para ganar nuevamente la jefatura de gobierno de esa ciudad así como de las delegaciones que la componen. Naturalmente, como en toda plática sobre política, hay muchas opiniones encontradas y bastante apasionadas, sin embargo, noté que la mayoría concuerda en diversos puntos de vista: que el PRD no ha sabido gobernar, que su estrategia populista de "mantener" grupos sindicales y de presión sólo le sirven para tener votos seguros, y que ya basta.

Es muy difícil hablar de cuestiones políticas sin polarizarse de alguna manera; por mi parte, aunque siempre he votado por el PAN, es porque considero que es la "opción menos peor" para que nos gobiernen; hace unos días salió el tema con un taxista (solo porque dije que no me gusta meterme en cuestiones políticas -administrativas, directivas- de mi trabajo, pero él lo entendió por otro lado) y solo se la pasó diciendo de que no sirve de nada votar si de todas formas el Gobierno hace lo que quiere y que Andrés Manuel López Obrador ganó realmente (hace 3 años) y... argh, total que hizo mi travesía en su unidad bastante mala, aún cuando sabía que no tenía buenos argumentos (no vuelvo a mencionar la palabra "política" con un taxista).

El punto es, yo no entiendo por qué si TODOS vemos que el DF cada día está peor en términos de seguridad, infraestructura (vialidades), posibilidad de desarrollo, etc., ¿por qué siguen insistiendo por votar por ellos? Hubo un comentario que me dió la respuesta y toda la razón: en resumen, dijo que para qué ponerse a trabajar si puede robar y el gobierno lo mantiene com "apoyos" y le da una casa con solo decir que fue damnificado en el terremoto del 85. ¡Ahí está la respuesta! Bien que mal, lo vean o no, muchos de los seguidores del PRD son gente pobre, necesitada, y, sobre todo, con "lavado de cerebro" por parte de algún candidato de dicho partido, lo que provoca que anden constantemente en marchas, plantones, o simple y llanamente sin hacer nada; obvio, también hay gente que tiene un trabajo y hasta intelectuales. Eso en sí no me molesta, lo que sí es que si creen que por estar criticando y aventándole tierra al Gobierno van a resolver algo, ¡pobrecítos!

Gracias a Dios, mis padres me enseñaron a echarle ganas a lo que me toca hacer si quiero conseguir algo y que no siempre me van a caer las cosas del cielo. Puedo decir que no he llegado hasta donde estoy sin ayuda, por supuesto que me han ayudado y mucho, pero obvio que esa ayuda no ha sido (pienso) por mi linda cara, sino porque trabajo... y punto.

lunes, 6 de octubre de 2008

Inteligente, pero... naco

México ha estado viviendo tiempos difíciles socialmente hablando, muchos arguyen la situación al gobierno actual, e incluso, como siempre, no dejan de aprovechar estas situaciones para "echarle tierra" al Gobierno Ejecutivo actual.
Es verdad que Felipe Calderón (nuestro actual presidente), tiene una gran responsabilidad para con los mexicanos, y que las cosas andan más negras de lo que él las quiere hacer ver... pero de eso, a echarle la culpa de todo lo que pasa, tampoco creo que sea el caso. Por otra parte, ¿qué hago yo como mexicano para combatir la situación actual?

La semana pasada me llegó un correo (de los pocos correos cadena que realmente valen la pena) que tiene una serie de reflexiones bastante lógicas: me quejo de que hay ambulantaje y contrabando, pero sigo comprando productos pirata y/o en lugares dudosos e informales; me quejo de que hay inundaciones en las épocas de lluvias, pero sigo tirando basura a la calle; estos y otros puntos rematan con un "la solución empieza conmigo y contigo". Que las autoridades hagan su trabajo, pero no vamos a esperanzarnos a que Papá Gobierno nos dé todo, eso ya se acabó, aunque todavía hay algunos que como que no les cuadra mucho la idea.
El día viernes pasado se entregó el Premio Nacional de la Juventud, a los estudiantes jóvenes más destacados en alguna rama. Durante la entrega de premios, a un chavo 18 años que fue galardonado se le ocurrió no darle la mano al Presidente en su turno de hacerlo... bueno, sus razones tendrá, supuse (aunque estamos de acuerdo que aquí y en China eso es una falta de respeto con quien sea). Lo peor fue cuando mientras el Presidente hablaba sobre algo relacionado a usos y costumbres (si no mal recuerdo), a este chavo se le ocurrió gritarle "espurio", ¿qué pasó? Pues obvio, a este cuate lo detuvo inmediatamente el Estado Mayor Presidencial. Después, lo lógico, entrevistas le llovieron en torno a por qué la falta de respeto al Presidente.
Él atinó a decir que sí tenía ya planeado no darle la mano, pero que cuando él estuvo hablando del tema ya mencionado, le dió mucho coraje y por ímpetu le gritó.
Amén de la situación que reina en el país, también es de destacar que ya no hay respeto por las autoridades, independientemente de que no estemos de acuerdo con ellas; una cosa es quedarse callados y soportar injusticias (como pasaba antes con mucha frecuencia), pero otra, como lo ocurrido el viernes, es faltarle el respecto al Presidente de la República, por muy poco de acuerdo que estemos con él.
Lo más irrisorio del caso es que si para este chavo el presidente es un espurio, por ende, las instituciones por debajo de él lo son también. ¡Ah! Pero eso sí, recibió el Premio con que fue galardonado, ¡el cual bajo su filosofía, también debería ser un espurio! Por lo tanto, él también es un espurio, ¿estamos de acuerdo?
Ojalá lo de este chavo solo quede como una muestra más de que la inteligencia y preparación poco tienen que ver con la educación, y que el respeto y tolerancia existen como obligación y como derecho, máxime sobre una envestidura que, bien o mal, merece respeto; el Presidente es el Presidente, y se le respeta, de menos frente a él.