Empezamos en la Basílica de la Inmaculada Concepción, hermosa por dentro y por fuera. Seguimos con el Capitolio, un lugar enorme y lleno de historia. El guía estaba guapetón, también.
Nos detuvimos para comer y según íbamos a los turibuses, pero mi primo tomó mal la dirección y terminamos en otra parte, así que regresamos en Uber a donde debíamos estar.
El turibus estuvo bien pero hacía mucho calor. Al menos el recorrido tenía opción de idioma español para que mi mamá y mis hermanas lo escucharan. Hay muchos lugares por ver en Washington, ojalá que más adelante se pueda regresar.
Enfilamos directo a casa, el viaje fue pesado pero llegamos con bien.
A ver qué nos depara mañana.
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