Mucho por ver, muchas atracciones, y nos fuimos bien preparados con comida y snacks para aguantar el día.
Mis hermanas se subieron a una atracción de esas de andar dando vueltas en un riel. Obvio que yo no me iba a subir. Sentí un poco de presión para hacerlo pero sí le pienso mucho, aunque sé que no pasa nada. Es mucho el miedo no de que algo pase con la atracción en turno (aunque hay noticias que le leído en ese aspecto), sino porque el terror que me causa no tener el control y andar hasta de cabeza siento que podría provocarme un desmayo o algo peor. Recuerdo un evento en el Parque Bicentenario donde estaba con mi pareja en ese entonces y amigos del grupo de oración en una atracción de un barco que se balanceaba. Me asusté y no pude seguir, pedí que me bajaran rápido aunque la gente que estaba ahí seguramente me odió por eso. Supongo que ese trauma sigue hasta la fecha.
Aun así, me subí a algunas atracciones, como dos acuáticas y dos de tercera dimensión. Muy padres, la verdad. No me importó haberme mojado buena parte de la ropa aún trayendo impermeable.
Eso sí, he estado ejercitando la paciencia estos días porque las filas son largas (en promedio una hora de espera por atracción) pero ha válido la pena.
Spider Man, Popeye, Jurassic Park y King Kong, llegando la noche nos fuimos al área de Harry Potter y había una atracción más de motos en un riel. No sabía si subirme pero entre la presión familiar y el aprovechar la entrada y experimentar algo nuevo, me animé.
La fila era larga y la ansiedad también, aun cuando mis hermanas me tranquilizaban y me decían que no pasaba nada.
Pero, bueno, ya estábamos ahí. Nos subimos y efectivamente fue intenso andar a muy buena velocidad de un lado y de otro, pero hasta eso fue divertido y no lo resentí tanto como pensaba. Salí contento de haberlo intentado.
Ya era tarde pero todavía nos fuimos a cenar y a pasarla agusto.
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