martes, 23 de febrero de 2010

Obligado a perder tiempo en algo que ya sabía

El martes de la semana pasada llegó a mi correo del trabajo una atenta invitación para asistir a un Congreso Nacional de Economistas el cual se llevaría a cabo en Querétaro; como la mayoría de correos de esta índole y dada la carga de trabajo que he traído, no le di demasiada importancia y lo archivé. El siguiente jueves en la noche nos informaron a varios en la oficina de la Dirección de Informática que debíamos asistir al día siguiente a la inauguración, ¿con qué propósito? Quién sabe, solo eran instrucciones del recién llegado director de la oficina y del Secretario de Planeación y Finanzas, que sería cuestión de un par de horas el estar en dicho evento que se llevaría a cabo en el Teatro de la República.

Total que el viernes nos presentamos con vestimenta formal y asistimos a la inauguración del congreso, en el que estuvieron diversas personalidades políticas como el Gobnernador del Estado, el Presidente Municipal, los presidentes estatal y nacional del Colegio de Economistas, algunos diputados federales y otros gobernadores como Amalia García de Zacatecas, quien, según nuestro Gobernador, "es muy querida por los queretanos" (a mí no me cuenten).

Terminado el evento (gracias al cual conocí el bellísimo interior del Teatro de la República, donde fuera promulgada en 1917 la Constitución que nos rige actualmente en México) lo di por olvidado y regresamos a nuestras labores, que en mi caso eran bastantes, como ya mencioné, al grado de que posiblemente me tendría que quedar más tiempo de la jornada habitual para poder terminar. Sin embargo, a medio día nos informaron que aquellos que habíamos asistido a la inauguración teníamos que asistir a las mesas de trabajo de dicho congreso que se llevarían a cabo ese mismo día en la tarde-noche en un conocido hotel de la ciudad (por fortuna más o menos cerca de mi casa).

Puedo decir que en general hubo molestia entre algunos de nosotros, y yo... bueno, ni les cuento; obviamente nos estaban obligando a ir para llenar espacios y decir que el famoso congreso fue un éxito; independientemente del trabajo que tenía pendiente, ¿qué tendríamos que hacer empleados informáticos en un congreso de economistas, aparte de ocupar lugares? Definitivamente nada; aunque sé que no habrán sido las primeras en mi vida, sí fueron 4 o 5 horas desperdiciadas de mi tiempo laboral y no laboral, metidos en diversas salas donde se llevaban a cabo las "mesas de trabajo", dentro del más aburrido bla, bla, bla, que he vivido en mi acercamiento a la política.

¿Y todo para qué? ¿¡Para decirme algo que yo ya sé, sin necesidad de ser economista!? En palabras del presidente del Colegio Nacional de Economistas: "Los que participamos en este congreso, luego de distintos puntos de vistas y expresiones, llegamos a una verdad resumida en algo muy simple, no sirve nuestra economía, no va a ningún lado. (...) Si no nos ponemos de acuerdo en el 'que', que es fundamentalmente la creciente masa de pobres y desiguales, se nos va a descomponer el país".

¿A mí como ciudadano común y corriente, que vive el día al día, que sufre por las brillantes decisiones de la clase política en el país, para qué rayos me sirve saber eso? ¿Qué puedo hacer al respecto, si no tengo poder para tomar decisiones importantes que afecten a la vida de la gente? ¿Acaso hubo algún funcionario de alto rango, un alcalde, un gobernador, un diputado, que tomara nota de todo lo que se dijo y que dijera "ah, de veras, hay que hacer esto así"? ¡Claro que no! Normalmente este tipo de eventos es para hacer labor política y aparentar que trabajan... pero a la larga, eso no beneficia a nadie excepto a ellos mismos.

Ni modo, este tipo de cosas son común cuando trabajas para una instancia pública... pero espero que la próxima vez me obliguen a ir a algo que me sea más de utilidad.

Oyendo: [Final Fantasy III - Crystal Tower]

No hay comentarios.: