lunes, 23 de noviembre de 2009

Verdaderos maestros, no holgazanes

A raíz de que no podía conseguir ni como donación una computadora funcional, por muy antigua que esta fuera, para poder enseñar computación a sus alumnos, un profesor decidió construir una computadora "virtual" a base de cartón, unicel, y madera, con el único fin de que sus alumnos no se quedarán atrás en conocimientos dentro de una comunidad rural en el estado de Yucatán.

Lo irónico del asunto es que este profesor tiene dos plazas, y aún siendo titular solo de una, cumple con su obligación de ir a las dos escuelas en estados contigüos del país; aún siendo enviado a una comunidad marginada a modo de "novatada" por el inicio de su carrera profesional, logró que su innovador modo de enseñar computación fuera escuchado y le fueran instaladas computadoras de verdad en una de las escuelas. Sobra decir que con esto, los alumnos tienen más oportunidades de aprender con una mejor calidad, y, por ende, tener una mejor oportunidad en el futuro.

De verdad que da mucho gusto saber que todavía hay personas que hacen honor al nombre de su profesión, que más que recursos, tienen ingenio para desarrollar su trabajo, y, lo que es más importante: lo hacen porque quieren hacerlo, no por obligación, sino por verdadera vocación de servicio a los demás. Da gusto saber que hay gente que se entrega por cumplir su labor, y que no van a pedir más de lo que merecen.

Ojalá, de verdad, que este ejemplo les incomode un poquito a los que se dicen "maestros" que prefieren andar en marchas y plantones en lugar de donde deben estar: en su aula, preparando a las futuras generaciones de ciudadanos... ah, pero que no les importa, ¿verdad? Ni modo.

1 comentario:

Toñiux dijo...

Afortunadamente, Gil, hay quien todavía considera al magisterio con la responsabilidad que debe de ser.

Yo tuve en la carrera de ambos tipos de maestros. Uno particularmente era odiado por la muchachada por que los hacía pensar, y trabajar. El otro era muy celebrado por que se la pasaba toda la clase hablando de trivias de caricaturas ochenteras. Da coraje, sí, pero mientras no nos quejemos no va a pasar nada.

Ojalá los maestros nuevos no sigan el ejemplo de la gente amañada del sindicato, con sus miles de marchas y plantones, que lo único que enseña es que puedes abusar de tu derecho de libre expresi+on para no hacer nada (y que el gobierno te pague).