martes, 17 de noviembre de 2009

Padre "responsable" de un videojugador

Arturo F. tiene 11 años, cursa el cuarto año de primaria y hace 3 años sus papás le regalaron una consola de videojuegos por su cumpleaños. Hasta ese momento, Arturo era el pequeño más feliz del mundo porque tenía el juguete de sus sueños.

Parte del repertorio de sus videojuegos eran Madagascar, La Era de Hielo, Lego Indiana Jones, Ratatouille, entre otros, creados para chicos.

Todo cambió la Navidad pasada, cuando a Alejandro, padre de Arturo, se le ocurrió comprarle Grand Theft Auto IV, un juego con escenas de violencia, alcohol y drogas, en donde el personaje, entre otras cosas, puede meterse a un prostíbulo y conversar con prostitutas.

Según Alejandro, no tenía idea de qué se trataba el videojuego, pues sólo fue a la tienda, lo vio entre los más vendidos y pensó que sería un buen detalle.

Lo que comenzó como una diversión, terminó en varias terapias con el psicólogo, pleitos familiares y el desembolso de varios miles de pesos.

"Mi niño quería una consola porque en la escuela todos sus compañeros tenían y sí, al principio lo dejábamos jugar tres horas por semana, pero luego vimos que lo entretenía y él estaba a gusto y ya no medimos el tiempo. Luego, a mí se me ocurrió regalarle un videojuego que está clasificado como violento y no apto para niños, pero nunca me di cuenta de eso", cuenta el padre de Arturo.

Él asegura que con el paso del tiempo, su hijo se volvió un rebelde, pero pensó que era por la edad, hasta que un día lo llamaron del colegio para avisarle que Arturo estaba suspendido por intentar llevar a una niña al baño y "tocarla", por decir groserías en el salón de clases y ser majadero con su maestra.

El psicólogo de la escuela platicó con ambos papás y concluyó que su comportamiento se debía al uso excesivo de los videojuegos violentos.

En esta ocasión quise empezar con una cita más detallada del inicio de un artículo en donde se habla por enésima ocasión de los videojuegos y de su nocividad. El artículo también tiene opiniones de especialistas en el ámbito infantil, que nos recuerdan que, pese a todo, los niños asimilan lo que ven, tanto en su entorno familiar, como fuera del mismo, incluyendo lo que ven en cualquier medio de comunicación; también refiere que la exposición a tanta violencia en los videojuegos "desensibiliza" a quienes están expuestos a ella ante violencia real; e igualmente, un empleado de una conocida tienda de videojuegos, expresó que si bien los papás no se fijan en lo que les compran a sus hijos (esto, es, solo dan el dinero y ya), reconocen que los juegos más violentos son los más populares... pero no menciona si, siguiendo la clasificación indicada a los juegos, restringen la venta de aquellos inapropiados a la edad de un cliente determinado.

Yo no entiendo por qué, ante la ola de violencia que tenemos en el país, ante la mala calidad de la TV a que exponemos a los niños con tal de que no nos molesten, ante la falta de atención que los padres les dan a sus hijos, les siguen echando la culpa únicamente a los videojuegos, aún cuando ellos mismos son co-responsables directos de que los niños tengan a la mano juegos sin tener la madurez suficiente para entenderlos... lo peor del caso, lo he dicho, es que ni siquiera se dan el tiempo para sentarse juntos padres e hijos a jugar, y ayudarlos a distinguir, de menos, los conceptos de realidad y fantasía.

Nos espantamos de ver balazos y sangre en un juego, pero no decimos nada de la violencia psicológica a la que está sometida el o la protagonista de la novela que vemos cada noche; nos espantamos de que los personajes de un juego usen cuchillos, hachas, o lásers para desmembrar a sus enemigos, pero nos reímos del estereotipo de nerd, de homosexual, de fresa, de naco o de indígena que vemos en cualquier serie... nos espantamos con personajes femenimos de un juego que poco dejan a la imaginación, pero no decimos nada de las edecanes cuasi desnudas del programa sabatino o del medio tiempo del partido del fútbol. Y ojo, también los padres exponen a esto a los niños... pero eso sí está bien, ¿verdad?

Prefiero mil veces ser una persona con madurez y experiencia encima que se apasiona por los videojuegos y ser llamado nerd o freak, que un mal padre que evade su responsabilidad inicial (velar por la educación de los hijos en términos académicos, éticos y morales, en todo aspecto), y echarle la culpa luego a otras cosas que no supe controlar.

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