miércoles, 12 de mayo de 2010

Más, más y más... deshumanización

En mi lectura habitual de las noticias, topé con una nota que indica que en Ciudad Juárez, Chihuahua, diversas instituciones de seguros están negado la venta de sus servicios o cobran una sobretasa por los mismos a los periodistas de aquella región, argumentando que la zona es de alto riesgo para ejercer su profesión. Corporativamente hablando, las aseguradoras acordaron tampoco asegurar a pilotos y policías en las consideradas "zonas de guerra", dado el índice de criminalidad y violencia que se vive en el norte de México.

Es lógico pensar la iniciativa privada va a buscar el beneficio o al menos no perder dinero si puede evitarlo, creo que eso no está abierto a discusión ya que no serían ni los primeros ni los últimos. Lo que sí me llama la atención es que, si bien no podemos hablar de discriminación, sí es extraño que sigan operando y prestando sus servicios en esa región cuando, muy tristemente, hemos visto que nadie en aquellas regiones está exento de ser víctima del crimen organizado.

Por otro lado, y lo que me motivó a escribir esto, fue un comentario que dejó un visitante y que dice más o menos así:
Aqui se ve lo "justo y equitativo" del pensamiento empresarial. Recuerden que una empresa tiene sólo un fin: ingresos, riqueza, más más más (sic). Claramente no les importa la vida o dignidad de las personas, sino sólo cuánto dinero le pueden sacar a cuántos, y con quién no gastar para no perder. Son negocios, por lo que es normal que todos pierdan su humanidad en esto. Se dejan llevar por dinero, que finalmente se queda en esta vida superficial. Por eso hay conflictos y guerras, porque algunos ganan con eso. El problema es muy claro, y los ejemplos abundan. Hora de despertar.

Qué triste es darse cuenta de que en todos lados las personas solo somos un número, una estadística o simplemente un usuario, y que solamente somos parte de una referencia para el trabajo de alguien más. Ciertamente el ritmo de vida se ha acelerado, andamos a las carreras de un lado a otro y a veces tenemos mucho trabajo y tenemos que atender todo rápido y eficientemente, incluyendo a quien requiere algo de nosotros... pero hay situaciones y momentos en que no podemos ni debemos dejar de lado que la persona que está del otro lado del escritorio, mostrador, teléfono, correo electrónico o en la calle es un ser humano, que, sea como sea, tiene una vida y merece ser tratado como tal.

Me acuerdo cuando se estaba implementando por parte de la pasada administración gubernamental un programa de apoyo a personas desempleadas, en el que colaboré elaborando la pantalla de precaptura, y el día de arranque del programa estuve en el lugar donde la gente presentaba sus solicitudes (por cualquier eventualidad que se presente). Sobra decir que las filas de gente eran enormes, y fue cuando me cayó el veinte de que, finalmente, nadie estaba ahí por gusto, sino por necesidad. Hubo un caso de una señora que no procedía su solicitud porque no podía demostrar que había trabajado como personal de limpieza para una tienda de cierta cadena de artículos para el hogar (claro, nunca hubo contrato)... llega un momento en que se siente horrible no poder hacer nada porque, aún como desarrollador de software, no se te permite interferir con la información que ahí se manejó.

No tiene nada de malo trabajar y esforzarse por tener cosas materiales, si bien no son para siempre. Lo malo viene cuando para obtenerlas vemos a los demás como un medio para trabajar y no como seres humanos. "¿De qué sirve ganar el mundo, si se pierde a sí mismo?", dice la cita bíblica que he comentado anteriormente.

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