jueves, 17 de junio de 2010

De inconsciencias y descuidos, propios y ajenos

No soy una persona que se cuide integralmente; mi manejo de estrés es muy malo, como demasiado a veces y no hago ejercicio; gracias a un tratamiento médico supervisado, he podido bajar de peso y reducir el peligro de desarrollar alguna enfermedad crónica, y eso fue debido a que decidí aplicarme un poquito más en cuanto a mi salud... sí, aún me falta mucho para estar "bien" de salud, pero si voy mejorando, es porque estoy consciente de que soy responsable de lo que pase conmigo mismo... bueno, eso creo.

Desde hace meses atrás se ha hablado mucho de lo que implica que México tenga una de las tasas más altas en obesidad infantil, las estadísticas son de preocuparse, no por el hecho de que hay más niños gordos, sino el por qué están gordos.

Las causas de la gordura a cualquier edad pueden ser muchas, algunas por cuestiones fisiológicas, aunque en general es por malos hábitos en la persona, no siempre es por comer demasiado; cuando yo era niño, mi padre me decía "tú puedes comer lo que quieras, pero tienes que hacer ejercicio", y si bien esta premisa puede no aplicar a todos, tampoco es como para echarla en saco roto; una buena dieta, más o menos balanceada (se vale comer ciertas cosas de vez en cuando), con adecuada actividad física, es en general la clave para llevar una buena salud.

El problema en México viene por diversos factores, pero en general, la dinámica económica, social familiar y laboral ha cambiado; ya no es que papá/mamá trabaja y mamá/papá cuida de los hijos, ahora los dos padres tienen que trabajar y los hijos quedan al cuidado de otros familiares, vecinos, o guarderías, ya no conviven con los hijos como antes, si acaso los ven temprano o muy tarde, y ni pensar en salir a jugar al parque, porque es tarde y la colonia es insegura en las noches como para salir, y/o al día siguiente hay que trabajar, aún siendo sábado o domingo; los padres están más preocupados en cobrar para pagar la renta, la luz, la despensa, y las colegiaturas.

Al mismo tiempo, los trabajos son más estresantes y van más allá de las 8 horas; si tienes tiempo de ir a comer, qué bueno, si no, pues o no comes, o comes lo primero que haya; no es secreto que en muchas áreas laborales poco importa si se es un ser humano y tiene necesidades básicas, pero esa es otra historia.

Cierto es que estas cuestiones son ajenas y generalmente no es tan fácil tomar control de ellas... pero en lo que sí podemos tener control, generalmente no lo hacemos.

El ritmo de vida se ha acelerado mucho, y apenas nos da tiempo de salir a comprar algo para comer, amén de que generalmente lo que necesitamos es energía para nuestras labores diarias; de ahí entonces que tenemos las tortas de la esquina, los tacos de canasta, los refrescos, las frituras, galletas, pastelitos y demás comida precongelada o instantánea. Por eso también las cadenas de comida rápida se han expandido enormemente, porque es algo rico y rápido.

Igualmente, los padres ya no se preocupan del todo por la alimentación de los hijos, ya no es tan común que los niños lleven una torta de jamón o de frijoles, fruta o agua natural; ahora o les dan dinero para que compren algo en la cooperativa de la escuela o incluso llevan jugos, galletas o pastelitos que compraron en una tiendita de camino a la escuela.

Esto refleja lo poco sano de nuestros hábitos alimenticios; el problema no es la prisa, el problema es que muchas veces, por flojera, no contemplamos otras opciones o no buscamos preparar algo un poco más sano. Hay quien dice que, es algo tedioso y tardado preparar algo en casa, además de caro, a comparación de comprar algo en la esquina.

Yo no creo que esas sean justificaciones para comer mal; si vamos a una cadena de comida rápida, lo primero que compramos es una hamburguesa con papas y refresco, cuando por ejemplo hay opciones que involucran pan integral, más verdura, o de plano, una ensalada con la misma cantidad de carne, y agua natural o de menos saborizada, en lugar del refresco; del tiempo y del tedio al cocinar, no hay mucho por discutir, pero dudo que comer sano sea caro, no se trata de ir a un restaurante, opciones como la comida corrida (sopa, guisado y agua) son bastante buenas y baratas.

El caso de los niños es un poquito más delicado, porque uno como adulto sabe que si estás muy gordo, no es raro que en algún momento tengas presión arterial alta, problemas por colesterol o triglicéridos, o incluso diabetes, y sabes que se pueden evitar; pero los niños están en etapa de crecimiento y están aprendiendo, por lo que si en casa la familia come mal, entonces ellos van a comer mal y lo llevarán como un hábito en el futuro.

Inicialmente llegó a los legisladores una propuesta para evitar en las cooperativas escolares la denominada "comida chatarra" (aquella que no tiene nutrientes pero sí alto contenido calórico y en grasas); hasta la fecha, la polémica al respecto no se ha detenido.

El tener la "concesión" de una cooperativa escolar representa un buen negocio, principalmente porque las industrias que elaboran parte de esta comida chatarra buscan participar en dicha cooperativa "obligando", digo, patrocinando, con la venta de sus productos en dicho establecimiento. Generalmente la comida chatarra es el resultado de un estudio de mercado que resalta elementos que gustan principalmente a los niños, como sabores, texturas, o algunos externos como promociones y regalos incluidos. Si a esto aunamos lo comentado arriba de que los padres se limitan a darle dinero a los hijos para que compren algo para comer en el recreo, el problema se intensifica, ya que como padres, están "patrocinando" la mala alimentación.

También es cierto que evitar los alimentos chatarra en las cooperativas no solucionaría de fondo el problema, porque al salir de la escuela, los niños suelen correr a la primera tienda que encuentren, o de plano le compran al señor o señora que se pone en la entrada de la escuela.

Se ha propuesto al mismo tiempo que las cooperativas preparen y vendan alimentos mucho más sanos, como fruta y verdura cortada y aderezada con limón y chile, o agua preparada con fruta natural... pero todos sabemos que a los niños no les gusta eso, y eso también es responsabilidad de los padres.

Como sea el caso, Pepsico, quien vende Pepsi-Cola, las botanas Sabritas, y las golosinas Sonric's, ha anunciado que durante el próximo año empezará a dejar de vender sus productos, mientras Coca-Cola hará lo propio hasta dentro de dos o tres años (cuando se quieren hacer las cosas, se hacen en el acto, así de simple... pero bueno).

Sin embargo, ahora resulta que la propuesta legislativa de eliminar la comida chatarra de las escuelas no será del todo implementada, sino que, en palabras del Secretario de Salud, todavía se podrán vender "bolsitas pequeñas, de baja densidad calórica", aunque sí se dejarían de vender bebidas azucaradas. Cuando la propuesta original fue publicitada, la CANACINTRA puso el grito en el cielo, argumentando que afectaría el ingreso de las empresas productoras relacionadas con este tipo de alimentos. Mhhhh... me pregunto si estas empresas habrán tenido que ver en la postura actual del Secretario de Salud.

No es un secreto que nadie nos va a cuidar excepto nosotros mismos, pero también tenemos la responsabilidad de dar el buen ejemplo a las nuevas generaciones... mientras esto no ocurra, seguiremos con altos índices de diabetes infantil, y niños muertos por infarto... y todo por gordos... y todo por culpa de nosotros mismos.

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