viernes, 18 de diciembre de 2009

De aberraciones ajenas

Mientras en la Ciudad de México se debate la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo (entendiendo "matrimonio" como concepto civil y de derechos legales, más que una celebración religiosa y que no viene al caso), es interesante, aunque triste, darse cuenta de que mucha gente que se la pasa diciendo que las personas homosexuales son una aberración y que no deberían adoptar para evitar supuestos daños en los niños, no se da cuenta de que el hecho de ser una pareja "normal" compuesta de padres heterosexuales no garantiza en nada el correcto crecimiento del niño porque muchas veces lo que menos tienen estos niños es un ambiente de amor en la familia SUPUESTAMENTE "normal", socialmente hablando.

Hace un par de días, en Brasil, un niño ingresó al hospital por dolores en su cuerpo, y cuál fue la novedad de que el pequeño tenía cerca de 40 agujas incrustadas en el interior de su cuerpo, con el consecuente riesgo de una infección o hemorragia incluso a órganos vitales.
Y, ¿qué creen?, que el responsable de esta aberración es nada más ni nada menos que el padrastro del niño, argumentando una cuestión religiosa por haberle metido las agujas "benditas" al niño.

Y luego dicen que los homosexuales, por el simple hecho de serlo, son un peligro para la sociedad y para los niños. Qué bueno que los heterosexuales no lo son, por el simple hecho de ser "normales". No hay peor ciego que el que no quiere ver.

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