jueves, 11 de abril de 2013

"Club Nintendo" y yo, fin de una era

Así, casual, y de la nada, la semana pasada opté por ya no comprar la edición de Club Nintendo de este mes.

Sería mentira decir que me afectó (entre las muchas cosas que he traído en la cabeza últimamente), aunque estos días pasaba por algún puesto de periódicos y me acuerdo inconscientemente que no la he comprado... pero recuerdo que decidí ya no comprarla.

Club Nintendo nació en diciembre de 1991 como parte de una infraestructura "post-venta" de videojuegos en México, industria que apenas estaba iniciando en nuestro país. Poco a poco se fue abriendo paso como una publicación especializada sobre videojuegos Nintendo y, más que eso, como un medio de comunicación oficial de la misma compañía. A lo largo de los años fue creciendo no solo en número de páginas, sino en calidad de contenido, en información, noticias frescas (en aquel entonces y por muchos años no había la velocidad de información que se tiene ahora, y menos en materia de videojuegos que no pasaban de ser "un juguete más"), trucos, preguntas al editor, y más.

Como si no fuera suficiente, hubo un acercamiento bárbaro con los lectores; por un lado, en el lenguaje usado en sus artículos, el cual era franco, ameno y muchas veces con dosis de humor y a veces de reflexión; secciones como "El control de los profesionales" que llegaban a tocar temas como trabajo en equipo, ganar humildemente y hasta la importancia de la ortografía, son cosas que hacían la revista no solo un mecanismo comercial, sino un medio para aprender, conocer y crecer como jugadores y como personas.

Por otro lado, también fue haciendo mucho ruido de México en la industria, consiguiendo cosas como un servicio especializado de soporte en juegos y consolas, promociones y regalos para los lectores mexicanos, eventos y hasta cosas exclusivas para nuestro país (como el control dorado de Nintendo 64 firmado por Shigeru Miyamoto, creador de Mario). Por supuesto, también como portavoz de Nintendo en México (y con el tiempo en varios países de América latina), naturalmente había una tendencia a promocionar los productos y servicios de la compañía, así como algunas campañas anti-piratería. Revistas similares fueron y vinieron, otras siguen en pie, pero al final del día, Club Nintendo seguía fuerte y con su brillo propio.

Entonces, amable lector (y por si tenía el pendiente), se estará preguntando: "¿y por qué dejaste de comprar la revista?". Realmente hay muchas razones de fondo en mi decisión, entre ellas la inversión económica, pero no puedo decir que fueron tan significativas como una en particular: porque ya no me sentía impulsado a leerla una y otra vez hasta el cansancio.

Por supuesto, no soy el mismo que un día de enero de 1992 obtuvo su primera revista de Club Nintendo después que una vecina me la comprara (sobra decir que mi madre no estuvo de acuerdo en que la comprara habitualmente, así que tenía que ingeniármelas para poder comprarla con mis recursos). Tras 20 años, aunque habitualmente sigo jugando videojuegos, mi perspectiva de la vida ha cambiado considerablemente; en corto, ya no me impresiono tan fácilmente con cualquier cosa y he tendido a ser más objetivo; más allá de que si eso es totalmente normal en la vida a esta altura o no, lo cierto es que lo he aterrizado a mi pasión y único vicio en la vida.

La industria de los videojuegos ha cambiado dramáticamente, al grado de convertirse en algo así como un imperio comercial enorme con el que interactuamos día a día. Tanto eso es bueno, como es malo, con respecto a lo que era en los 90's. Hay más competencia, hay más acercamientos de la empresa con los clientes, lo cual es muy bueno, pero al mismo tiempo, ya no se siente ese arte, esa magia, ese toque que hacía a cada juego único y especial y, principalmente, divertido.

Por supuesto, esto es meramente mi percepción, la cual pareciera a veces no ser la única, pero sí tristemente parte de una minoría. La industria de los videojuegos ahora se ve mayormente como un negocio, y, claro, se trata de que los involucrados se vean beneficiados en utilidades y demás... pero, ¿a qué costo? ¿En qué momento nos atiborramos de juegos sin innovación, sin creatividad, sin una muestra de toque artístico que te hace sentir que realmente disfrutas el juego? Caray, ¡juegos sin terminar y atiborrados de DLC's! Vamos... ¿en qué punto empezamos como jugadores a permitir todo esto?

A lo largo de los años, la visión de la revista que nos atañe fue cambiando y evolucionando, cual debe ser. Gente salió, gente entró, pero todavía esa chispa que caracterizaba a cada nueva edición seguía... hasta que un día sentí que se iba perdiendo. ¿Qué pasó? ¿Cuándo? Realmente no puedo decirlo con exactitud. Sin embargo, puedo decir que al final del día, también Club Nintendo cayó en lo que la industria marcaba como inevitable: algo eminentemente comercial, sin esfuerzo, sin ganas de hacer las cosas por pasión.

Nunca me he atrevido a culparlos por poner información vieja; su filosofía desde su nacimiento fue "mejor llegar bien que llegar primero", y la verdad he preferido contar con un medio "oficial" en lugar de hacer caso de rumores que van y vienen, aún si esas noticias llegaban un poco tarde, pero sabían que decían la verdad. Empero, una cosa es tardarse en confirmar rumores, y otra es tardarse en confirmar información evidente, y más ahora con la era de la información en segundos, en donde si bien los rumores se difunden enormemente, ya tienes más medios y formas para si no corroborar información, sí al menos para hacerte de un criterio propio y discernir qué puede ser verdad y qué no.

Por otro lado, la forma en que han estado redactando sus artículos es muy plana y extremadamente positivista, tratando de ocultar los hechos negativos que un juego nuevo o consola tienen. Desde hace unos años en Club Nintendo empezaron a meter "calificaciones" a los juegos; un número frío que puede definir qué tan bueno o tan malo es un elemento en un juego. Curiosamente, antes el equipo editorial de la revista se negaba a hacerlo y en su lugar habían comentarios positivos y negativos; si un juego era bueno, aún siendo "de casa" (producido por Nintendo), le encontraban las áreas de oportunidad que tenía. En algún punto, aún sin querer poner calificaciones, decidieron poner comentarios de algunos de los editores, algo que me parece maravilloso, porque tienes más de una perspectiva y eso ayuda mucho a formar un criterio.

Algo terrible que he notado en recientes ediciones es que desperdician páginas enteras con información sobre crónicas y/o tips de juegos viejos; el problema no es hablar de juegos viejos, sino que, ¿de verdad no hay más cosas de qué hablar en la revista? Es tan fácil hoy en día encontrar en Internet tips y trucos de prácticamente cualquier juego, realmente no necesitas asignar tantas páginas a hacer retrospectivas de ese calibre.

Por supuesto, todavía hay un contacto con la comunidad, con los videojugadores, no solo a través de la revista, sino de las redes sociales, pero al mismo tiempo se siente muy frío y lejano, a mi parecer. Muchos de sus recursos están subutilizados, como por ejemplo el sitio web (http://revistaclubnintendo.com/index.html), el cual aunque tiene un buen diseño, no se actualiza frecuentemente. Una interacción, un foro de expresión de los principales editores sería genial, como "portavoz" de Nintendo están obligados a hacerlo, creo.

Me llama mucho la atención cuestiones como el que últimamente invierten tiempo en responder a los lectores preguntas... pues no necesariamente tontas, sino sí cosas muy evidentes, muy lógicas, o que uno puede investigar hoy en día por su cuenta; por supuesto, los lectores que hacen estas preguntas también tienen responsabilidad en esto y sin afán de juzgar sus habilidades mentales (no soy nadie para hacerlo), ¿qué no pueden investigar tantito, formarse un criterio y en base al mismo preguntar o de plano evitar preguntar?

Hay otras cuestiones adicionales que supongo van más allá del equipo editorial, entre ellas el exceso de publicidad; es increíble que en más de una edición el mismo anuncio ocupe más de una página. También está la publicidad no relacionada a videojuegos, como la que incluye el grupo editorial al que pertenece la revista, con servicios de imágenes, chat, juegos y demás vía celular, pero me pareció de muy mal gusto que en una edición reciente terminara encontrando publicidad de un supuesto tratamiento contra el cáncer (con todo y que la COFEPRIS ha estado vigilando muy de cerca este tipo de anuncios).

También, y a sabiendas de que es una cuestión que en lo personal me molesta mucho, el hecho de anunciar promociones que al calce dicen "solo aplica para lectores del DF y Área Metropolitana", como si los de provincia no compráramos su revista desde hace años. Lo peor del caso es que hacen promociones tipo "los primeros X correos que lleguen" y resulta ser que cuando llegó la revista a tu ciudad la promoción ya pasó hace mucho; últimamente se ha retrasado mucho en llegar la edición nueva cada mes, aunque por experiencia propia sé que puede haber una larga cadena de situaciones ajenas al equipo editorial.

En corto, veo el cómo es la revista ahora, y la verdad se ha vuelto intrascendente, un producto más "del montón"; no deja de ser un medio oficial, pero desafortunadamente ya no son el único medio de donde se puede obtener información oficial, y se están quedando muy atrás entre la amplia oferta actual. Cosas como esta me hacen replantearme si de plano no seré yo el problema (la edad, el estrés del trabajo, problemas personales, etc.), pero cuando volteas a tu alrededor, entre tus amigos, y te das cuenta que tienen su mismo sentir hacia la revista que atesoramos por años... te das cuenta que quizás no estás tan mal.

Aún conservo mis revistas tras varios años; algunas se han perdido, otras las he conseguido gracias a bazares o amigos, algunas andan cediendo al paso del tiempo y del uso constante, pero ahí siguen, en un rincón especial

1 comentario:

Unknown dijo...

Que triste que eso haya ocurrido, yo también la comencé a comprar por allá del '92 y dejé de hacerlo, mmm... ya ni recuerdo! Pero casi estoy seguro que, por lo menos, hace 10 años que no volví a comprarla.

Me volví fan de Atomix, pero pasó algo muy similar y también dejé de comprarla, amén de que me resultaba caro seguir con el "vicio", entre mangas y otras cosas, se iba el dinero muy rápido.

En fin, todavía recuerdo los años mozos de Gus Rodríguez y toda su banda, Nintendomanía y todo eso, pero todo termina.

Buena publicación Gil, saludos!