jueves, 1 de septiembre de 2011

Intolerancia y trolls

Con el paso de los años se ha vuelto costumbre hablar de "tolerancia", usado de manera a veces burda para definir el respeto o la no agresión hacia ciertas personas o sectores de la población susceptibles a ser atacados verbal, física o hasta institucionalmente.

Cuando se dio el asunto del capítulo sobre otakus en el programa de TV "La rosa de Guadalupe" (del cual hablamos aquí anteriormente), no habían pasado ni 10 minutos de haber publicado el previo (dos días antes, creo) cuando los foros sobre otakus y cosplay, además de las redes sociales involucradas, se inundaron de comentarios denostando y atacando a Televisa y a la producción de dicho programa. Alguna vez había escuchado de que los otakus en general eran personas muy intolerantes, pero la verdad no lo había considerado hasta ese momento.

Lo peor del caso vino cuando habiendo finalizada la transmisión del capítulo, los comentarios siguieron y siguieron en el mismo sentido de ataque. ¿Por qué fue lo peor? Porque yo creo que el capítulo, lejos de hacer quedar mal a las comunidades otakus y cosplayes, los terminó revindicando en un marco de lección breve sobre respeto y tolerancia. ¿Entonces qué pasa? ¿No les gustó? ¿Mi percepción "positiva" del capítulo fue totalmente errónea? Por cierto... me pregunto cuántos de los que comentaron habrán visto de manera analítica el capítulo... no me extrañaría que en su afán de "boicotear" a Televisa se habrán negado a ver el capítulo.

¿Qué rayos es la tolerancia? Según la Real Academia de la Lengua, "tolerancia" es el "respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias". Naturalmente esta definición puede ser tomada de manera muy ambigüa para conveniencia del lector, pero, de buenas a primeras, en lo primero que pienso cuando leo "respeto" es simplemente en no atacar, no criticar, no juzgar solo porque algo es diferente a lo que yo conozco. Sin embargo, de la teoría a la práctica, se dista mucho de que realmente hagamos patente el ser tolerantes.

Con estos antecedentes, iré al punto central de esta entrada.

Me he dado cuenta de que cada vez nos volvemos si no menos tolerantes, sí menos respetuosos con cosas que en algunos casos ni nos van ni nos vienen. Lo malo es que dentro del no respetar muchas veces conlleva el "no sé y no quiero saber"; lo desconocido usualmente genera cierto temor, y el temor en muchas personas lleva a la agresividad. Lo malo viene cuando teniendo las herramientas para saber, no quieres saber, o simple y sencillamente no te das cuenta de que por el "ejercicio" de tu intolerancia estás afectando el derecho de otros.

Me declaro una persona intolerante al fracaso, y asimismo de un tiempo para acá han habido personas que por X o Y razón no les gustan mis comentarios al grado de cuestionar mi persona y mi capacidad de opinar; ni una cosa ni la otra me van a hacer llegar al extremo y emular a Aleks Syntek o Ninel Conde, quienes terminaron cerrando sus cuentas en Twitter a raíz de la oleada de malos comentarios y chistes por sus decisiones (la Canción de Bicentenario y sus declaraciones sobre cultura general, respectivamente).

Selena Gómez y Danna Paola ("Patito feo") fueron masivamente atacadas por las fans de Justin Bieber, la primera por su relación sentimental con él, y la segunda solamente porque se especuló que abriría el concierto del intérprete canadiense en sus presentaciones.

Hoy me vengo enterando que Ángel Verdugo, analista económico y comentarista de un programa de radio en la Ciudad de México, exhortó a los automovilistas de dicha ciudad a "acabar con la plaga" de ciclistas, lanzándoles el vehículo, "y aplastándolos". Esto obedece a su molestia porque en días recientes un par de ciclistas estuvieron a punto de "estamparse" contra su modesto vehículo (un Peugeot 206), por "soberbios" y no respetar el reglamento de tránsito. Por si fuera poco agregó que los ciclistas se sienten "europeos, se creen franceses", pero ignoran que son "mexicanos con todo lo que ello implica". Además de incitar a la violencia, ¿quiso poner a los mexicanos como inferiores a los europeos, o cómo?

Precisamente el sábado pasado tuve una discusión más o menos fuerte con alguien (derivada de un leve incidente en la carretera con un automovilista) en parte al hecho de que tiende a "calificar" a la gente según el estado de donde provienen sus placas de automóvil; si son del DF o del Estado de México "son unos naquetes" por su forma de conducir, o si son de Michoacán, "son narcos, seguramente".

En algunos casos no pasa de un chiste de quizá mal gusto, en otros es simplemente "dar el avión" y tomar las cosas de quien vengan, y en otros quizá es trabajar un poquito más en los prejuicios propios. Pero, ¿qué nos está pasando que nos hemos vuelto no solo menos respetuosos, sino que reaccionamos agresivamente a veces sin sentido?

Sobre este último punto, cabe mencionar el concepto de troll que se ha difundido mucho últimamente en redes sociales. Según Wikipedia:
"(...) Describe a una persona que sólo busca provocar intencionadamente a los usuarios o lectores, creando controversia, provocar reacciones predecibles, especialmente por parte de usuarios novatos, con fines diversos, desde el simple divertimento hasta interrumpir o desviar los temas de las discusiones, o bien provocar flamewars, enfadando a sus participantes y enfrentándolos entre sí".

O sea, ahora resulta que el no respetar ya tiene una definición "institucionalizada", ¡y además "aceptada" sino es que hasta pretendida por muchos!

¿No es como para ponerse a pensar a dónde estamos llevando toda esta situación? ¿Por qué está pasando? Ayer oía en las noticias que muchos mexicanos podríamos desarrollar neurosis y no lo sabemos... ¿será por esto? ¿El clima de violencia e inseguridad? ¿La frustración e impotencia por nuestras autoridades? ¿Porque perdió mi equipo de fútbol favorito? ¿Porque Paulina Rubio cantó con los Tigres del Norte (lección aprendida, lo admito)? ¿Porque me las doy de muy lector? ¿Porque soy de izquierda? ¿Porque no me sonrió la cajera del súper mercado? ¿Porque no tengo nada qué hacer?

Razones, válidas y no válidas, simples o complejas, existen. Pero no debe superar nuestra capacidad de análisis ni de aprendizaje. Lo diferente no es malo, el no respetarlo, sí.

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