jueves, 27 de mayo de 2010

Resistencia a aceptar el videojuego como una cultura

Semanas atrás, se había anunciado que Shigeru Miyamoto, el creador de importantes franquicias de videojuegos como Super Mario y The Legend of Zelda y parte imprescindible de la historia de Nintendo y de los videojuegos en general, estaba siendo nominado al premio Príncipe de Asturias de este año (premio otorgado en España), en la categoría de Humanidades y Comunicación. Al final, el premio en esta categoría no lo ganó Miyamoto, sino que fueron dos sociólogos de renombre, Alain Touraine y Zygmunt Bauman.

Muy seguramente el premio fue bien entregado, aún cuando es suficiente y todo un honor el ser nominado a este galardón, nadie discute eso. El problema es que horas antes que el jurado iniciara la selección del ganador, el secretario del jurado manifestó su preocupación por el hecho de que Miyamoto pudiera ganar el premio, ya que advirtió que supondría ver a los niños "más lejos de los libros y más cerca del videojuego".

Cabe aclarar que la intención del premio en esta categoría es el siguiente: "Será concedido a la persona, institución, grupo de personas o de instituciones cuya labor creadora o de investigación represente una aportación relevante a la cultura universal en esos campos". Obviamente no cualquier videojuego entra como aportación cultural (hay cada caso...), pero en el caso de videojuegos de las seres ya mencionadas, más de un juego ha representado un parteaguas no solo para la industria, sino para la cultura en general.

Esto deja en claro que, no solo en España, todavía hay gente reacia a aceptar a los videojuegos como parte de la cultura humana. Ciertamente no todo en los videojuegos es bello y hermoso, si bien esto mismo pueden presentar otras muestras culturales, pero de eso a prejuiciar un concepto sin tener un fundamento real, es bastante subjetivo y hasta grave, sobre todo cuando se tiene el poder de tomar decisiones más fuerte que la entrega de un premio (¿alguien dijo Hugo Chávez, presidente de Venezuela?). Lo peor del caso es que este tipo de "intolerancia", si así se le puede llamar, no viene solo de aquellos que no tienen relación con los videojuegos, sino también de algunos jugadores habituales.

Como si no fuera ya mala esta situación para quienes tenemos que estar viendo este tipo de actitudes, no falta el más reciente y brillante comentario en contra de los videojuegos, ahora cortesía de un terapeuta británico que declaró en un periódico: "jugar dos horas a un videojuego es el equivalente a consumir una raya de cocaína en cuanto al subidón [impacto en la adrenalina] que produce", además de decir que los videojuegos están afectando la mentalidad de los jóvenes, líderan las causas de problemas físicos como la obesidad... y, no podía faltar, el clásico comentario de que pueden provocar personas violentas.

O sea que ahora resulta que los videojugadores somos unos adictos que vivimos de "darnos unos toques" (como se suele decir en México) en un videojuego. Su estudio resalta el caso de un joven de 14 años que estuvo jugando cerca de 24 horas seguidas, "sin parar de comer y con signos de deshidratación", y que cuando los padres le querían quitar la consola, el joven "se volvió agresivo e intentó saltar por la ventana".

No, pues si a esas nos vamos, ¿en qué cabeza cabe, como padres, dejar a tu hijo jugar tanto tiempo seguido? Además, ¿el especialista comentaría lo mismo si el joven fuera adicto a Internet o a la TV?

Igual que siempre, es más fácil echarle la culpa a "algo" o alguien que no sea uno mismo, ya sea como padre, o como un jugador responsable.

jueves, 20 de mayo de 2010

Deshumanización llevada al odio irracional

El caso de la desaparición de Diego Fernández de Ceballos, reconocido político del Partido Acción Nacional, ha dado mucho de qué hablar durante los últimos días, y más en cuanto a la especulación de que pudo haber sido secuestrado por un grupo armado y/o de que ha fallecido.

No es un secreto que el "Jefe" Diego (como se le ha apodado durante años) es un personaje trascendental en la historia de la política mexicana, en algunos casos no precisamente para bien, puesto que es sabido que es una persona de muy amplio poder político que en más de una ocasión ha usado a su favor (que, bueno, eso es "normal" en la clase política de México).

Se entiende que podríamos estar hablando de un personaje, como miles, de esos que no debíeran ser ejemplo para la sociedad; se entiende que haya un "resentimiento" por la impunidad con la que actúan... pero de eso, a alegrarse por lo que le está pasando, creo que tampoco es normal.

La sociedad Mexicana, sobre todo los ciudadanos que estamos muy lejos del interés de "nuestros representantes políticos", está harta, está cansada, está molesta al ver cómo los políticos nada más no hacen nada útil por México, sino para ellos mismos; de cómo ganan salarios cuantiosos cuando hay gente que no tiene ni para comer el día de hoy, de que son atendidos médicamente en hospitales privados sin pagar nada de su bolsa, cuando el sistema de salud es nefasto y aún teniendo acceso a él millones de personas ven mermada su calidad de vida y sus recursos económicos; de cómo estamos a merced del crimen organizado mientras que los políticos tienen un sistema privado de seguridad porque ni siquiera la seguridad pública es confiable.

¡Caramba! Por supuesto que es lógico que tengamos un resentimiento contra la clase política mexicana... pero eso de decir "qué bueno que le está pasando eso"... caray, ¿qué nos está pasando?

Ya que hablamos de consecuencias negativas por la gestión política, un hombre fue linchado en la explanada de un pueblo del Estado de México, cuando éste intentó asaltar a una pareja; cuando lo agarraron, se tocaron las campanas del pueblo convocando a cerca de 300 personas quienes con saña golpearon al delincuente hasta dejarlo malherido; cuando unos paramédicos llegaron y pretendían llevárselo a un hospital dada la gravedad de las lesiones, los pobladores no lo permitieron; esto ocasionó que el ladrón muriera dentro de la ambulancia.

Como si no hubiera sido suficiente, cuando las autoridades judiciales llegaron, hubo un enfrentamiento entre éstas y los pobladores (quienes poncharon las llantas y querían volcar la ambulancia para evitar que se la llevaran -¿para qué?-); para no hacer largo el cuento, el alboroto dejó como resultado algunas patrullas dañadas y varios pobladores detenidos.

El 17 de mayo está instituido el Día contra la Homofobia en varios países, mientras que en México la solicitud ha permanecido guardada en espera de que el Presidente lo instituya, ya que en esta semana solamente decretó el "Día de la Tolerancia y el Respeto a las Preferencias", lo cual, aunque es un avance, es bastante ambiguo a la hora de oficializar los crímenes por homofobia como un delito.

No es un secreto que la sociedad mexicana tiene serios problemas de prejuicios en contra de cualquier comunidad o persona que no sea como "la mayoría"; esta necedad de "segregar" a lo que no sabemos y/o a lo que tenemos miedo nos lleva a creer ciegamente en estos prejuicios desde niños, y "solamente por que dicen que es malo", actuamos en consecuencia sobrepasando los derechos de los demás. Ocurre con las mujeres, con las comunidades indígenas, con las personas discapacitadas, con las que tienen preferencias sexuales distintas a la heterosexual, con las que viven modestamente, con los que no son católicos, con los que son de algún partido político, con los que escuchan música duranguense, con los que son del norte o del sur o del centro del país y hasta con los que le van al América o al Jaguares.

No se trata de que todos nos deben de caer bien ni de que tenemos que procurar agradarle a todo mundo; las diferencias son válidas y hasta necesarias; el problema viene cuando no solo no se respeta a la persona con esas diferencias, sino que además las rechazamos y creemos que tenemos el derecho de decidir que esas personas no deben existir.

Una cosa es tener envidia o cierto resentimiento a alguien, o que de plano no nos agrade, pero alegarse porque a un ser humano le pasa algo malo o incluso desear hacerle algo malo, habla de que como sociedad tenemos un serio problema de valores; el odio no es normal, no es sano, ni mucho menos cuando es producto de la ignorancia, de nuestra frustración, o de la falta de amor propio y a los demás.

¿Alguien a quien le pasa algo malo se lo merece? ¿Por qué sentir que tenemos el derecho de lastimar a aquel que nos ha quitado algo? ¿No nos ponemos al mismo nivel de aquel que nos hizo daño? ¿Nos hace mejores personas "desquitarnos" con alguien que cometió un delito, al grado de matarlo? ¿Tenemos el derecho de decir quién vive y quién muere? Se nos olvida que somos, supuestamente, seres racionales, y el odio no es muy racional que digamos.

En el caso del hombre linchado, alguien dirá que si yo pensaría como pienso ahorita si hubieran asaltado a alguien cercano a mí... ha pasado, y sí me da coraje, pero no voy a pedir más de lo que me es permitido (que atrapen al delincuente, sea juzgado y pague por su delito)... y en este sentido, yo preguntaría... ¿y si el delincuente fuera alguien cercano a ti? ¿Permitirías que lo linchen "porque se lo merece?

miércoles, 12 de mayo de 2010

Más, más y más... deshumanización

En mi lectura habitual de las noticias, topé con una nota que indica que en Ciudad Juárez, Chihuahua, diversas instituciones de seguros están negado la venta de sus servicios o cobran una sobretasa por los mismos a los periodistas de aquella región, argumentando que la zona es de alto riesgo para ejercer su profesión. Corporativamente hablando, las aseguradoras acordaron tampoco asegurar a pilotos y policías en las consideradas "zonas de guerra", dado el índice de criminalidad y violencia que se vive en el norte de México.

Es lógico pensar la iniciativa privada va a buscar el beneficio o al menos no perder dinero si puede evitarlo, creo que eso no está abierto a discusión ya que no serían ni los primeros ni los últimos. Lo que sí me llama la atención es que, si bien no podemos hablar de discriminación, sí es extraño que sigan operando y prestando sus servicios en esa región cuando, muy tristemente, hemos visto que nadie en aquellas regiones está exento de ser víctima del crimen organizado.

Por otro lado, y lo que me motivó a escribir esto, fue un comentario que dejó un visitante y que dice más o menos así:
Aqui se ve lo "justo y equitativo" del pensamiento empresarial. Recuerden que una empresa tiene sólo un fin: ingresos, riqueza, más más más (sic). Claramente no les importa la vida o dignidad de las personas, sino sólo cuánto dinero le pueden sacar a cuántos, y con quién no gastar para no perder. Son negocios, por lo que es normal que todos pierdan su humanidad en esto. Se dejan llevar por dinero, que finalmente se queda en esta vida superficial. Por eso hay conflictos y guerras, porque algunos ganan con eso. El problema es muy claro, y los ejemplos abundan. Hora de despertar.

Qué triste es darse cuenta de que en todos lados las personas solo somos un número, una estadística o simplemente un usuario, y que solamente somos parte de una referencia para el trabajo de alguien más. Ciertamente el ritmo de vida se ha acelerado, andamos a las carreras de un lado a otro y a veces tenemos mucho trabajo y tenemos que atender todo rápido y eficientemente, incluyendo a quien requiere algo de nosotros... pero hay situaciones y momentos en que no podemos ni debemos dejar de lado que la persona que está del otro lado del escritorio, mostrador, teléfono, correo electrónico o en la calle es un ser humano, que, sea como sea, tiene una vida y merece ser tratado como tal.

Me acuerdo cuando se estaba implementando por parte de la pasada administración gubernamental un programa de apoyo a personas desempleadas, en el que colaboré elaborando la pantalla de precaptura, y el día de arranque del programa estuve en el lugar donde la gente presentaba sus solicitudes (por cualquier eventualidad que se presente). Sobra decir que las filas de gente eran enormes, y fue cuando me cayó el veinte de que, finalmente, nadie estaba ahí por gusto, sino por necesidad. Hubo un caso de una señora que no procedía su solicitud porque no podía demostrar que había trabajado como personal de limpieza para una tienda de cierta cadena de artículos para el hogar (claro, nunca hubo contrato)... llega un momento en que se siente horrible no poder hacer nada porque, aún como desarrollador de software, no se te permite interferir con la información que ahí se manejó.

No tiene nada de malo trabajar y esforzarse por tener cosas materiales, si bien no son para siempre. Lo malo viene cuando para obtenerlas vemos a los demás como un medio para trabajar y no como seres humanos. "¿De qué sirve ganar el mundo, si se pierde a sí mismo?", dice la cita bíblica que he comentado anteriormente.

martes, 4 de mayo de 2010

¿Qué es y qué no es el "Diario de Gilgamesh"?

Hace un par de semanas ocurrió algo curioso debido a un comentario que hice, en donde posiblemente habré dicho algo que a alguien no le gustó. Gracias a Dios, no pasó a mayores, aunque sí me dejó algo intrigado... pero esa es otra historia.

Ante este hecho y otro que ocurrió por el comentario que puse el día de ayer con respecto al transporte público, creo que es pertinente puntualizar lo siguiente:

El "Diario de Gilgamesh":
  • Es un diario
    Algo como una versión alterna de "querido diario..."; si bien lo usual es que uno escriba algo cada día acerca de lo que le ocurrió, simplemente a mí me agradó ese nombre y ya, no tiene mayor explicación.
  • Puede hablar de cualquier tema
    Si bien mi fuerte pudieran ser las cuestiones tecnológicas y los videojuegos, si la ocasión lo amerita, pues hablamos de religión, de fútbol, de sexualidad, de noticias chuscas o trágicas, de política... en fin, cualquier cosa
  • Es un espacio abierto de opinión
    Aunque se entienda como programa barato de política, aquí puede entrar el que sea, leer lo que quiera, y abstenerse de opinar si quiere, o dejar expresada su opinión; en cualquier caso, agradezco cada vez que alguien se toma el tiempo de entrar a este espacio.
  • Es la opinión de Gil Galindo Bucio
    No es la opinión de mi lugar de trabajo, no es la opinión de un partido político, no es la opinión de un periodista; algunas de mis opiniones y comentarios pueden estar medio exagerados (muy "malviajados", pues), pero finalmente es lo que pienso y es totalmente válido que alguien no esté de acuerdo.
  • Es un lugar donde debe prevalecer el respeto
    Salvo alguna vez que me haya excedido, la idea es que las opiniones se hagan de manera clara y respetuosa; quienes me conocen saben que usualmente soy mal hablado, pero una cosa es hacerlo en persona, y otra es expresarse públicamente, no porque sea un hipócrita ni mucho menos, simplemente pienso que el respeto se da y en esa medida se puede recibir.
  • Procura ser para todos
    Si bien hay temas que podrían no ser aptos para cualquier persona, creo que en general trato de escribir para que, quien no entiende o conoce de alguna situación o contexto, tenga la idea necesaria para ver el punto al que deseo llegar.
  • No es un blog de política
    Cierto que toco muchos temas que entran en este escabroso tema, pero en la mayoría de casos son decisiones que a mí o a alguien más pueden afectar, y a veces también es para reírse un poco, si el caso aplica.
  • No pertenece a ningún partido político
    A este autor le han hecho invitaciones para afiliarse a partidos políticos; por convicción tengo mi preferencia política, pero creo que me queda algo de vergüenza como para perderla metido en cuestiones que en lo personal aborrezco... además, si de por sí no tengo tiempo para las cosas importantes o las que me gustan... ¿de dónde voy a sacar tiempo para andar en mítines, juntas, y demás, por obligación además?
  • No pretende cambiar la opinión de nadie
    Con el paso de muchos años, entendí que no puedo agradarle a todos, es inevitable dado la diversidad de personas y opiniones que existe, la cual es necesaria y gratificante. No quiero que nadie cambie de opinión con solo leer lo que escribo; si acaso, me doy por bien servido con que "validemos" si lo que creemos es cierto o no, ya la decisión final no tiene que ver conmigo.

Señoras y señores, este es el Diario de Gilgamesh, el diario de alguien en el vasto ciber-mundo que desea dejar su opinión para sí mismo y para los demás.

lunes, 3 de mayo de 2010

Desobediencia sobre ruedas... ¿pero necesaria?

Anteriormente solo los estudiantes de tres instituciones queretanas (UAQ, Normal e ITQ) podían gozar del descuento en el transporte público (de $6.50 a $3.50); pero a partir del día lunes pasado todos los estudiantes de escuelas públicas de nivel medio superior y superior gozarían de este descuento.

El servicio de transporte público en la ciudad de Querétaro es bastante deficiente, y aunque se han hecho acuerdos y acciones para regularizar cosas como el estado de las unidades, el trato de los choferes a los usuarios, y el orden vehicular en las paradas, la realidad es que actualmente las cosas siguen igual, aún cuando después del incremento al pasaje los concesionarios juraron y perjuraron que iban a mejorar el servicio.

Como si no fuera suficiente, también es una realidad que muchos choferes no hacen el descuento a los estudiantes, argumentando cualquier cosa. Y dado que a mí no me gusta pelear y soy estudiante de inglés en la UTEQ, la semana pasada, a manera de experimento, intenté pagar con descuento mis pasajes, debidamente con mi credencial y con el periódico a la mano de la noticia antes referida.

El resultado, a grandes rasgos, fue el siguiente:
  • Durante los primeros días, un par de choferes me pidieron mi credencial y la examinaron, aún cuando decía claramente UTEQ, no fue sino hasta después de revisarla que me señalaron una etiqueta pegada a la unidad donde indicaba que el descuento era solo aplicable a las tres escuelas iniciales; después de recordarles lo publicado en el periódico, uno se molestó pero me hizo el descuento, mientras que, dado que el otro me había atendido más amablemente, le pague el costo completo (no me voy a morir por $3).
  • A media semana, otro revisó mi credencial y, amén de que no la identificaba, no me dijo más y me hizo el descuento... así, sin reclamar ni nada.
  • Conforme iban pasando los días, los demás choferes que me hicieron el descuento ya no me pedían la credencial después de que yo se las mostrara.
Cabe aclarar aquí algo importante y que no muchos saben; quien "paga" el descuento otorgado a un estudiante no es ni el Gobierno ni el concesionario, sino el chofer; en alguna entrevista en radio ya hace tiempo, un chofer se quejó de que a su jefe no le importaba los descuentos aplicados, debía entregar la cuenta tal cual. Por este lado, primero, pues qué gandallas los concesionarios, en lugar de que, de menos, pusieran la mitad, y en segunda, no sé si sea peor que las autoridades correspondientes no sepan del asunto o que sí sepan.

También en este sentido, el viernes ocurrió una marcha organizada principalmente por estudiantes, solicitando que el costo del pasaje sea reducido permanentemente; la marcha, si bien ocurrió sin mayores incidentes (excepto la cancelación de un evento cultural que se estaba presentando en ese momento), sí ha generado un poco de polémica tanto a favor como en contra; mientras el movimiento afirma que fueron cerca de 2,000 estudiantes, lo indicado en los medios de comunicación (incluso nacionales) y lo que se vió indica que fueron entre 200 y 600 personas.

Lo que me llama la atención es el hecho de que el movimiento, al no haber sido escuchadas sus peticiones, está quejándose al respecto; obviamente que es importante pedir por un mejor servicio, pero no se nos olvide que "en la forma de pedir, está el dar".

Recordando el correo del águila de la bandera de México... ¿cuántos de los manifestantes harán buen uso del servicio de transporte público?