viernes, 30 de enero de 2009

Malditos

No quiero dar detalles, pero ocurrió ayer algo bastante horrible en la familia; no pasó a mayores, pero sólo quiero dejar dicho algo... ¡DESGRACIADOS!

jueves, 29 de enero de 2009

Celebrando la matanza

Me espanto muy fácilmente con cosas tontas; le tengo miedo a los perros y a conectar aparatos electrónicos; son cosas que me dan algo de pena, pero, ¿qué se le va a hacer?
Igualmente me causan mucho impacto cosas como sangre, pero no tanto como ver destripamientos y demás, sean ficticios o reales; por ejemplo, aún juegos como Mortal Kombat (donde puedes terminar con tu oponente derrotado con "delicadezas" como decapitarlo, quemarlo, quitarle los brazos, etc.), en su momento me causaron algo de malestar.
Alguna vez invitaron a mi papá a una corrida de toros; más a fuerzas que de ganas, lo acompañé a él y a mi mamá; obvio que para cierto sector de la población las corridas de todos les parecen un "espectáculo" y un "arte"; a mí la verdad me desagrada, así que, además del miedo de que el toro se fuera a brincar las valla, simplemente me hice a un lado del ruedo y anduve divagando por el lugar; recuerdo que me encontré a una chava que igual que yo, estaba haciendo tiempo mientras se terminaba, resultó ser novia del torero, pero que a ella nunca le había gustado nada de eso.

Acabo de leer una noticia en "El Universal" donde Guiness negó un récord a un niño torero que mató 6 novillos en una tarde, argumentando que ellos no dan reconocimiento a actos que impliquen maltratar o matar animales. El niño sólo respondió que ni modo, que de todas formas ya había quedado para la historia deportiva.

Me aterra pensar en qué mente se necesita tener para ver como algo "deportivo" la caza de un animal por el simple hecho de hacerlo; no se trata de decir que no matemos animales, porque finalmente los consumimos; pero una cosa, a mi parecer, es matar un animal (y bajo cierto procedimiento) para comer su carne y aprovechar otras cosas (piel, huesos, etc.), y otra es matarlo muy cruelmente por conseguir unas orejas y un rabo, como se suele hacer en las corridas de toros.
Lo que más me aterra es que un niño, que a la edad de este "torerito" debería estar pensando en estudiar, en jugar, en soñar y divertirse, ande desarrollando cualidades de psicópata; a esa edad apenas está definiéndose qué es bueno y qué es malo, se forman las normas y la ética de cada uno.

Algunos comentarios vertidos en la página del artículo decían algo como "y qué tiene si él tiene el derecho de hacer lo que quiera, es como si tocara piano o jugara fútbol"; pero por supuesto que nada que ver una actividad recreativa o quizá un oficio o profesión que generalmente no lastima a algún otro ser vivo durante su desarrollo, a otro que lo hace... pues porque así se debe hacer.

Lo peor del caso es que luego nos andamos preguntando por qué hay tantos delincuentes que matan y asesinan sin razón. Y como dicen por ahí: "la culpa no es de los hijos...".